Freud
menciona en tres oportunidades a las profesiones que considera imposibles, una de ellas es el en el escrito
“Análisis terminable e interminable”. Entre las tres profesiones imposibles ubica la tarea de educar (Freud, 1937/1998, pág.
250) .
Freud no dice que no se pueda educar, de igual modo gobernar o analizar sino que los
resultados serán siempre insuficientes para quienes emprendan tales tareas. En
la tradición liberal, son bien conocidos los especialistas en educación que
creyeron tener vacunas eficaces para esta peste. El psicoanálisis no dice “si calcula, puede salir mal”, sino que
asegura que saldrá mal, algo estará siempre fuera del cálculo. Esa es la peste que trae el
psicoanálisis a la educación. Pone de relieve la dimensión incalculable de la educación, viene a decir que todo el edificio teórico de las ciencias de la educación está montado sobre un imposible. El psicoanálisis conmueve los supuestos
ontológicos de la educación de tal modo que ya no es posible pensar en una
teoría de la educación prescriptiva.
La afirmación freudiana permite entonces cada vez renovar la apuesta de pensar el cómo enseñar, con la convicción que podría mejorarse la propuesta y alguna variable escapará al cálculo.
Las diferentes propuestas educativas son bienvenidas siempre y cuando no se presenten como las que posibilitan la solución final.
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